«La carrera científica es muy dura; ni siquiera un Ramón y Cajal tiene asegurado el futuro»

Miembros de la directiva de la asociación Invepa. /INVEPA
Miembros de la directiva de Invepa. /INVEPA

En los últimos años se ha producido la deserción de miles de científicos en España, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) con que se cerró 2015.

 

El relevo natural a la que puede considerarse quizá la generación científica más productiva del país desde que la ciencia moderna es un indicador de desarrollo cultural, social y económico en Occidente, se está truncando a cuenta de recortes, desidia en lo que se refiere a políticas y por el colapso personal y profesional de los jóvenes que decidieron dedicarse en un momento de sus vidas a la tarea de la investigación en España.

 

En Canarias parece que no hay cifras que señalen cuántos científicos han dejado la carrera para entregarse a asuntos profesionales más prácticos en términos de empleabilidad y remuneración, y también de menos zozobra laboral y más estabilidad. Pero la sangría se ha producido y en un hecho contrastado, según reconoce Elena Carretón, veterinaria e investigadora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). «Esta es una carrera muy dura, muy competitiva. Incluso un Ramón y Cajal, que es la excelencia entre los nuevos investigadores en España, no tiene asegurado su futuro».

 

Carretón preside la directiva de la Asociación Investigadores de Las Palmas (INVEPA), constituida recientemente para representar a los científicos canarios y, al tiempo, defender, promover y divulgar la ciencia que se hace en las Islas. Su origen: los recortes que se aplicaron a la actividad científica en España, y en Canarias, a final de 2012.

 

“La situación sigue igual o peor que entonces, aunque no se hable de ello ni se mencione la inversión que se realiza en investigación”, explica la veterinaria que recuerda que la comunidad canaria continúa a la cola de España en financiación de la ciencia. “En Canarias se destina el 0,48% del PIB para la I+D. Teniendo en cuenta que el objetivo es alcanzar el nivel de la Unión Europea del 3% (Horizonte 2020), queda mucho por hacer para modificar esa cifra y esa realidad”, opina.

 

En esa línea, la acción de INVEPA se tropieza con dos problemas esenciales en el sector que, por otra parte, no escapan a la realidad general en la práctica totalidad del Estado: esa escasez de financiación, o directamente la ausencia de ella, que afecta a los recursos humanos y la disponibilidad de contratos, al mismo tiempo que presupuestos para proyectos. “No hay una carrera estable para el investigador, no existe una carrera como tal, y siempre hablamos de contratos limitados, de becas de duración determinada”, señala Carretón.

 

Por eso los objetivos de la nueva asociación son, precisamente, lograr que el colectivo científico disponga de una mayor inversión para su actividad y una mayor estabilidad laboral, que garantice su permanencia en la profesión.

 

Conscientes de que esa financiación proviene, mecenazgos al margen, de los presupuestos públicos y de que sin una sociedad con una buena percepción de la actividad investigadora no se puede obtener el apoyo de los ciudadanos para reivindicar un sistema basado en la economía del conocimiento que prime la I+D, la asociación INVEPA pone el foco en la tarea divulgadora.

 

Al respecto en el Archipiélago, que es uno de los territorios con un nivel más bajo de esa percepción social de la ciencia, está prácticamente todo el trabajo por hacer. “En las Islas no se conoce la importancia de la investigación; la ciencia aburre a la gente. Y tenemos que hacer que los ciudadanos sí estén interesados por la actividad científica, porque se valore su trascendencia y beneficio para el progreso de toda la sociedad”, afirma.